Como ya os contaba en la anterior entrada, los primeros meses de la temporada se
planifican con el objetivo de preparar y llenar nuestros depósitos de energía
para tener “cartuchos” que disparar hasta las competiciones finales.
Ocurre algo parecido con los estudios.
Si tenemos una buena base previa, es decir, hemos ido estudiando al día
y equipando bien nuestra cabecita, cogiendo ritmo desde el principio con las
míticas lecturas comprensivas, subrayados, esquemas, resúmenes….todo eso que ya
os dirá el profe desde el primer día…. llegaréis a los exámenes finales sin
tener que recurrir a esfuerzos imposibles la víspera. Es decir, al final nos podrá servir repasar
un buen esquema si previamente nos lo hemos trabajado, es decir, si nos hemos currado todo el año
el “hábito
de estudio”. A qué os suena ya todo
esto? Vaya chapa!!!!
Pues en sincro lo mismo.
Al final, en las competiciones a
partir de finales de mayo, nos saldrán unos “eggb”, boost, figuras,
coreografías….con una altura y extensión estupenda, aguantando la correcta
ejecución hasta el final….si durante los meses previos hemos trabajado bien la
base.
Con el trabajo de la base de
los primeros meses estamos mejorando la capacidad de nuestro organismo para
captar, transportar y utilizar el oxígeno, que se traduce en aumentar la
resistencia para afrontar un deporte tan exigente como la sincro.
Resumiendo:
Con el trabajo preparatorio o de base de nadar y correr, realizamos ejercicio
aeróbico, que consiste en ejecutar distancias largas a ritmo más suave que en
las series cada vez más cortas e intensivas que se realizan según va avanzando
la temporada y donde se van trabajando otros objetivos como la potencia y la
explosividad, estas últimas imposibles de lograr si no se ha realizado la base
previa.
Y siempre con el complemento de gimnasia, estiramientos, control postural,
alimentación sana….
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